- No te miento.
Aun recuerdo tu imagen endemoniada.
Aun la recuerdo.
No puedo olvidar tu endemoniado reflejo en los vidrios de las micros, en los pisos encerados, en los cromados, en las fuentes de agua de las plazas, en los vasos, en las bandejas de plata, en los automóviles recién pulidos, en los pozos de deseos, en los espejos de la casa .
O cuando pasábamos frente a los grandes ventanales en el centro de la ciudad; me encantaba vernos reflejados: a ti tan hermosa, y a mí, tan feliz
Pero nunca fui tan feliz como hoy, en que por fin te veo reflejada sólo en mi espejo retrovisor ...
- No deberías olvidar lo que de mí te dicen los espejos, cariño- se limitó a mascullar ella, con una sonrisa burlona en el rostro, mientras él se alejaba en su coche, dejándola a la vera del camino ...
No tienes nada para mí, Bruja del Oriente.
Cuando dejaste Estambul, para contar monedas, dejaste de ser tú.
Falsa Generala del Oriente, no tienes nada que me pueda interesar.
Eres una estatua de arena, que se deshace al viento.
(Destiné una habitación de mi casa, especialmente acondicionada, para ir apilando todas las cosas que tienes para mí, todas las cosas que te hacen perfecta a mis ojos, todas las cosas que me gustan de ti, todas las cosas buenas que tienes, para poder admirarlas cuando el chispazo del enamoramiento pasara, y así jamás olvidarte…
…Cuando pasó el flechazo del enamoramiento, abrí la habitación y me alivié de verla vacía).