viernes, 12 de octubre de 2012

Quintero, dulce Quintero.


Hace algunos años jamás me imaginé  hablando de C.D.P., C.R.S., y de C.P.
Jamás me vi arriba de esos carros verde oscuro, ni tan cerca de esposas americanas y chalequillos amarillos, manchados con fluidos de toda clase.

…Y ya me ves. Acá, hablando de cedepés, ceerreeses, de cepés., de la Ley 20.084, del Lihuén, y feliz.

No pienso quedarme mucho tiempo en este país de la última ratio, pero pienso absorber todo lo que pueda mientras esté por estos lares: he descubierto lo mucho que me gusta aprender, cuestión sorprendente para alguien tan temeroso de las cosas nuevas, como yo.
¿Será acaso que por fin comienza a salir el sol?
Lo sorprendente es que sea tras de los cerros de Quintero. El feo, pero -para mí- dulce Quintero.
 



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