martes, 5 de septiembre de 2017

Los aromas de la Navidad.


Voy muy lento. No paran de darme bocinazos… Vale la pena parar en la berma y aprovechar el olor a navidad.
Tengo una memoria nasal (por llamarla de alguna manera); inevitablemente en esta época no recuerdo sino olores.

El aroma del pino natural, cuando mi papá vivía: para él el asunto del árbol era una cuestión de importancia capital. Recuerdo el olor a vereda recién mojada secándose al sol de la mañana de aquel día en que recibí la carta que yo mismo había escrito en el Kinder unos días atrás, y que las brillantes tías pusieron dentro de un sobre dirigido a mi mamá, haciéndome descubrir que el anciano de rojo, con probable demencia senil que le hacía dilapidar sus bienes entre niños desconocidos, era una farsa (bueno,… las tías no tenían por qué saber que yo recibía y leía a esa edad la correspondencia en mi casa).

Recuerdo el olor a papel de regalo… Recuerdo el aroma a nervios y a incienso de aquellas navidades que pasaba con mis amigos (la familia que yo elegí) en San Martín, en aquellas Misas apoteósicas; las mismas Misas que hoy me provocan un poco de rechazo: si en la Misa el sacerdote y equipo de ayuda terminan siendo aplaudidos por los fieles, como si se hubiese tratado de un show, quiere decir que los fieles se sintieron fuera de ese “escenario”. Mejor verla por la TV o arrendar el video, no?

Recuerdo asimismo, esa navidad en que aun persistía el olor a flores del velorio de mi papá… Desde entonces (1992) en mi familia no hacemos regalos en navidad.

Recuerdo el aroma de aquella cena, hace un par de años, cuando tuvimos la primera navidad sin la mamá (2005)…

Recuerdo a cada uno de mis amigos…

Me pregunto si me recordarán como yo lo hago;… no sería reprochable que me hayan olvidado… Un vehículo arroja una ráfaga que me hace caer en la cuenta que yo no he conducido lento, sino que todos andan demasiado rápido hoy… Agradezco el que en mi casa no se hagan regalos en esta época… Esta es la navidad desnuda, sin marketing, sin viejos pascueros asándose en las calles de este hemisfero, sin panes extracalóricos, sin monos de nieve desubicados, sin estrés, sin deudas... Echo andar el motor y continúo, no sin antes orar un poco y felicitar a mi amigo por su cumpleaños.

Le debo el regalo…

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