lunes, 11 de septiembre de 2017

In nomine patris...

Te recuerdo en esta misma plaza… Tantas veces.
En la época de la Universidad; en la de los primeros empleos; en noviazgos incipientes; en peleas de enamorados. Nos recuerdo en esta misma plaza, enamorándonos; en nuestro primer beso; en nuestras primeras peleas; y en la bifurcación definitiva de nuestros caminos…
Recuerdo esta plaza en días de soledad añorándote; en días de desengaño odiándote; la recuerdo en tardes de tomar conciencia de que hay un solo gran amor en la vida.
Recuerdo esta plaza siempre. Y tenías razón pues: fuiste y eres el amor de mi vida; de esos de toda la vida y para siempre. …
Y sin embargo, hoy asistiré a tu matrimonio, pero no como tu novio. …¡Te casas con otro, desgraciada! Pero bueno, qué va… Ya es hora; a trabajar…










[Dicho esto, el padre Carlos cruzó la Plaza Victoria y se encaminó a la Catedral para celebrar el matrimonio]

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