Te recuerdo en esta misma plaza
Tantas veces.
En la época de la Universidad; en la de los primeros empleos; en noviazgos incipientes; en peleas de enamorados.
Nos recuerdo en esta misma plaza, enamorándonos; en nuestro primer beso; en nuestras primeras peleas; y en la bifurcación definitiva de nuestros caminos
Recuerdo esta plaza en días de soledad añorándote; en días de desengaño odiándote; la recuerdo en tardes de tomar conciencia de que hay un solo gran amor en la vida.
Recuerdo esta plaza siempre.
Y tenías razón pues: fuiste y eres el amor de mi vida; de esos de toda la vida y para siempre.
Y sin embargo, hoy asistiré a tu matrimonio, pero no como tu novio.
¡Te casas con otro, desgraciada!
Pero bueno, qué va
Ya es hora; a trabajar
[Dicho esto, el padre Carlos cruzó la Plaza Victoria y se encaminó a la Catedral para celebrar el matrimonio]
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