viernes, 16 de junio de 2017

Cometas embusteros y juguetones.

Hace poco fue comprobada una hipótesis que llevaba mucho tiempo masticándose. El radiotelescopio Big Ear, que había detectado la mítica señal Wow! hace 40 años, lo que en realidad detectó fue la señal del hidrógeno neutro de la cola de un cometa friéndose en la radiación del sol. Nada de magia, nada de extraterrestres, nada de otro mundo. Así le ha pasado también a este radiotelescopio hecho de unos y ceros: recabamos falsas señales, nos llenamos de ilusiones, y proyectamos toda una vida. Pero esa señal no era más que la jugarreta de un cometa, de esos que llegan y se van, de esos que pasan de manera fugaz por la vida de otros. La eterna pasajera. Como la señal Wow!, esta señal era extraterrestre, pero no inteligente.

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