Oh, princesa del Nilo: tienes un áspid en la frente; embrujo en esos ojazos sobremaquillados de luz; y veneno en esos labios que son, sin duda, la capital del universo. ¡Qué dulce son tus labios, qué hipnóticos tus ojos, que bien armadas tus estratagemas, dulce generala de las tropas de Egipto!
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