La
vida a veces parece que no es sino un loop
de la batalla entre Jiraiya y Pain… (En que nosotros –evidentemente- somos
Jiraiya).
No
acabamos de recorrer un camino del dolor, cuando ya nos encontramos en otro. Supongo que vivir duele, y ese dolor es
precisamente señal de que estamos vivos.
A
veces ese loop comienza a ser un
fastidio.
La
metáfora es ñoña, lo reconozco, pero me sirve para darme a entender.
Uno
cree haber sido ordenado, solucionando problema a problema, desatando nudo a
nudo. Pero no bien va saliendo de una
cuando llega la otra.
Eso
demuestra que el tener el control es sólo una ilusión, y realmente somos partículas
en la nube del caos. Demuestra que si es
que hay una constante en la vida, es precisamente que no hay constantes: todo cambia.
Como
en el capítulo, cuando pensamos que hemos acabado con la mitad de los
problemas, no demora la vida en darnos alguna sorpresilla…
Y
así se van de nuestro lado, de un día para otro, las personas que queremos, y a
quienes, quizá, no dedicamos suficiente tiempo, por destinar ese tiempo a
solucionar problemas de forma ordenada. Se
van a quienes negamos el presente, por estar construyendo un futuro (que jamás
llegó).
El
día sin decir a los amados, que los amamos, es un día perdido.
…Y
yo he perdido, de forma irremediable, varios cientos de días en estos últimos
años.
Espero
puedas perdonarme, queridísima; yo no olvido todo lo que hiciste por mí y me
duele en las entrañas, no haber tenido todos los nudos desatados a esta fecha,
para alcanzar a darte una vida colmada de felicidad, antes que partieras.
Uno
no siempre consigue lo que quiere.