miércoles, 16 de junio de 2010



"Otero presentó su renuncia indeclinable al cargo diplomático en Argentina el martes pasado, debido a la polémica que generó una entrevista concedida al diario Clarín en la que sostuvo que “la mayor parte de Chile no sintió la dictadura”.

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http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2010/06/07/miguel-otero-la-mayor-parte-de-chile-no-sintio-la-dictadura-de-pinochet/

viernes, 11 de junio de 2010

Manos abiertas, puños cerrados...



Emhhh… nada que decir.
¿Es, acaso, necesario decir algo?
Es increíble que un pueblo que ha sufrido tanto a lo largo de la historia, tenga autoridades que se empeñen en usar la misma moneda de cambio.

¿Dónde está “la policía internacional” cuando se le necesita?
…Ah, olvidaba que en Gaza no se han descubierto grandes y valiosas reservas de petróleo, o de uranio u de alguna otra cosa del interés de EE.UU., única chispa capaz de encenderle el deseo de democratizar el mundo.

martes, 1 de junio de 2010

Adiós para siempre (aunque nunca se sabe...)



Yo sabía que lo nuestro no duraría para siempre. Hoy escribo acá para decirte adiós de la forma mejor posible; ¡te agradezco tanto todo el tiempo que estuvimos juntos!

…Pero yo sabía, muy dentro de mí, y pese a lo que muchas veces quise creer, que algún día nos separaríamos para siempre…

No es tiempo de buscar culpables.
Tal vez no te di el tiempo, el cuidado y la atención que merecías.
Tal vez mis preocupaciones, cada vez mayores, nos pasó la cuenta.
Tal vez, simplemente, estaba inscrito en nuestros genes que esto pasaría.

Me adornaste con reflejos dorados en su momento; me causaste problemas con mi familia y los profesores en la adolescencia, y me acompañaste en todos mis estudios, ahí, cayéndote sobre mis apuntes…
Hoy, te digo adiós, y acaso, te quiero todavía… (shiaaaa)

Quizá, pasados estos tiempos de estrés y tensión, me compre un Folicure y volvamos a estar juntos, como en los viejos tiempos, querido cabesho… Por mientras, para ti, oh, tú, caído que no vuelves, sea todo mi reconocimiento, y sea toda mi gratitud.




¡Américo, poh Loco!