viernes, 29 de enero de 2010


Hoy me subí al metro y quedé al lado de dos individuos que conversaban animadamente. No pude evitar oír sus conversaciones sobre la U.T.F.S.M., y sus leyendas (v. gr., “el que lee el Testamento de Federico Santa María, publicado en piedra, a la entrada de la tal Universidad, se echa el primer año… es la ‘maldición del testamento’”), sus conversaciones sobre cine gore y de acción y sus teorías ñoñas sobre minas. Deben haber tenido entre 20 y 25 años.
Y los hallé de lo más weón que he visto en harto tiempo.
Ahora bien, como nerd asumido y autoreconocido, me dio para pensar. Hoy juzgo esa actitud weona, desde mi autoconsiderada inteligencia de los 30. Pero yo a los 25 también me consideraba inteligente, y desde ese ambón, también sermoneaba a los cabros chicos de 18 que me parecían weones. Y yo a los 18, hacía lo mismo con mis compañeros y con los adolescentes de 15. Y a los 15, a los 12, y desde que tengo memoria, siempre he sido capaz de ver lo weones que pueden ser los menores a mí.
El problema es que ahora que tengo 30, creo que yo a los 25 era tanto o más weón; y a los 18, a los 15 o a los 12, era tanto o más weón que la gente de esa edad. Entonces, me parece válida ahora la pregunta y la duda: Yo a los 30, que me siento tan maduro ahora, tan mesurado y tan curado de mi ñoñez… ¿Seré en realidad así, o simplemente vivo (y he vivido siempre) en la feliz ignorancia de lo weón que soy en el momento presente?... ahhhh?

miércoles, 27 de enero de 2010


Brújula del Oéstere…
Brújula esdrújula que apuntas siempre hacia el sur.
Brújula esdrújula del anillo de plata en tu mano libre y engañosa.
Brújula esdrújula que apuntas siempre para donde no hay que ir.
¡Brújula esdrújula, quiérole perdérmele en la júnglala de las emociónoles contígolo!.