Hay varias cosas que me dan ira, a qué negarlo.
Una de ellas son los actuales profes.
Para empezar, y en primer lugar, dejaré claro que no hablaré de mi opción política, sino de mi propia realidad: estudié siempre en Escuelas Fiscales, y no necesito ver un portafolios de evaluación docente para determinar que algunos profes son simplemente ineptos, cuando no simplemente flojos (y a veces lo uno y lo otro, copulativamente).
En segundo lugar, me nace la pregunta -para un gremio que se dice tan poderoso y unido- : ¿por qué no patalearon como ahora en el año ‘81, cuando dicen que se generó la “deuda”?
Claro, no lucharon por la democracia en ese tiempo (más bien la mayoría lamía la bota de yasabemosquien: sin chistar nos hacían cantar el himno con estrofas extra; izábamos el trapo ese todos los días lunes, como los mejores regimientos; recibíamos la “versión histórica oficial de la gesta del 73”, etc.); pero ahora que tenemos democracia, sale mucho más fácil “tomar de rehenes” a los niños de escasos recursos, para obtener la satisfacción de nuestros intereses.
Esa es la respuesta a la pregunta que planteo: Patalean ahora, porque ahora, en democracia, con los derechos civiles que ésta garantiza, y en año electoral, podemos obtener un bono (sucio y vil dinero), que viene a ser una suerte de rescate por la “toma de rehenes” de la que hablo. El mecanismo es fácil, sencillo y funciona: el profe necesita una platita para pasar una buena navidad, o pagar la matrícula del hijo (porque no nos engañemos: los profes de colegios fiscales, tienen hijos que NO estudian en colegios fiscales); entonces ese profe se une con otros profes en análogas situaciones y salen a la calle, hacen protestas, hacen paro (ilegales por lo demás), y presionan y dan donde más duele: en la educación de los niños de escasos recursos.
Porque entendamos algo: no hay manifestaciones los sábados, domingos o días hábiles después de clases, ni se va a apedrear la casa de M. Jiménez o de M. Bachelet, ni se hacen paros en los colegios particulares (ni pa solidarizar con el Gremio siquiera) donde estudian los hijos de congresistas, ministros, etc.: Se hacen los paros ahí donde nos duele, donde estudian nuestros hijos, los mismos que después tienen que sacar buenas notas para pelear un cupo en Ues de verdad, para pelear becas de excelencia, etc. El gremio es poderoso cuando pone la pata encima de nosotros, los pobres, los que no tenemos filiación gremial: el Pueblo.
En tercer lugar, no me vengan con eso de la “deuda histórica”, porque deuda-deuda no es; si es que hubo alguna vez algo parecido a una deuda (obligación), hoy está prescrita; hoy no hay obligación, no hay deuda.
Si tienen dudas sobre eso, demanden (de nuevo), a ver qué dice la Suprema o –incluso- Contraloría.
En cuarto lugar, ya se está volviendo costumbre eso de primero pegar el palo y después sentarse a conversar, y siempre con el estudiante de colegios fiscales “tomado de rehén”; al final, con esa misma estrategia, transformaron el bono SAE en un bono de “término de conflicto”… Ah, y ni siquiera consideran a los municipios en las conversaciones… qué bonito.
En quinto lugar, estos profes son los mismos que no quieren evaluarse (¡porque ni siquiera es el método el que no les agrada, sino la sola idea de evaluarse!)… O sea, quieren más plata, pero menos control. ¿Por qué no negocian la plata con una modificación profunda al Estatuto Docente que garantice calidad y mecanismos de exoneración aplicables en los hechos? A mí, v.gr., me rige el Código del Trabajo, y por lo tanto tengo derecho a negociación colectiva y derecho a huelga, es decir, eventuales paralizaciones pero de carácter legal; pero como contrapartida, si no hago bien mi pega, me echan; si estoy en huelga, no me pagan los días no trabajados; y gano el mínimo, esto es, alrededor de $170.000.- Mi situación, era que no, contrasta con la de los profes, que parten ganando como $400.000.- (y más), y algunos hacen gran proeza en juntar una letra con otra, y en los tests de c.i., probablemente más de alguno salga debiendo puntos, por decirlo de alguna manera; profes que no tienen derecho a huelga en el sistema público, por la naturaleza de sus funciones, pero que igual salen a la calle, se paran y sabotean el año escolar, y se enojan si las munis no les pagan los días no trabajados; sí, los mismos profes que montan en cólera porque los evalúan, y patalean porque los “colegas” que no hacen bien su pega pueden ser “exonerados”…
Hay que ser muy careraja, no?
Como van las cosas, pronto la gente como nosotros (los “sinnombre”, que no tenemos otro gremio que ser de clase media o media-baja, los que nos llevamos la mayor parte de la carga tributaria que paga, al final del día, el pan que se lleva a la boca ese profe y sus hijos) perdamos la paciencia, y así como ellos “toman de rehenes” a nuestros hijos, salgamos vesánicos a la calle a quebrar las piernas de los docentes que nos encontremos, a quemar sus casas confortables, y a construir sobre las cenizas de tanta patudez, la figura de los docentes que abracen su profesión con el corazón y no con el bolsillo.
Queremos que los profes nos den amor de maestros y no amor de prostitutas.