domingo, 12 de abril de 2009

Ouroboros




Leí alguna vez que en los cruces de camino vivían espíritus poderosos. Ángeles y demonios alimentados por la energía vital, universal y poderosa de las decisiones; ahí, en las bifurcaciones, es donde convergen todas las energías del universo, donde la mano de algún ángel o del mismo Satán guían la caída de la moneda, con el afán de conseguir una cara o una cruz que sellen el destino de los caminantes.
Me pregunto qué demonio o qué ángel habrá guiado mi moneda cuando elegí este camino.
No he dejado de ser un cangrejo, que camina de espaldas al futuro; pero esta vez resignado y consciente. Sigo paso a paso este camino a la misantropía, y desde acá no puedo evitar las ganas de intentar mirar por tu ventana, de saber qué es de ti; pero no te equivoques: no eres un círculo, porque esta vez no estoy atrapado (de seguro tú tampoco), sino que es el camino que yo he elegido. Votos de misoginia, nada de hijos, nada de proyecciones; algo así como “si no es contigo, no será con nadie”.
Pero en una de esas los aztecas y Colón tenían razón y la vida y el mundo son una serpiente mordiéndose la cola, y la misma vida se encargará de atracar tu barca en mi playa. Para entonces, me pregunto si será la mano de un ángel o la del mismísimo Belcebú la que girará la moneda…